Desde hace algún tiempo, los vecinos de la colonia Floresta
Coyoacán en Villa Coapa han padecido los conflictos inherentes de la expansión
de plazas comerciales en la zona.
De ser una colonia
tranquila y con tráfico de leve a moderado, a partir de la inauguración
Pericoapa en los años 80, la zona empezó a registrar un aumento de visitas de
otras delegaciones de la ciudad debido a la venta de productos que, en esa
época, eran difíciles de adquirir, es decir la llamada "fayuca".
Posteriormente, la introducción de los cines Cinemark y principalmente de
Galerías Coapa, la zona incluyendo Calzada del Hueso y Canal de Miramontes han
visto un incremento del tráfico vehicular y peatonal cerca de las plazas que, a
la fecha, siguen agregando más comercios, restaurantes, bares, etc.
Estos comercios
establecidos requieren personal para realizar sus operaciones.
Anteriormente, los
vecinos de la zona llegaban a cubrir parte de las plazas en restaurantes,
locales de Pericoapa y los grandes almacenes como Liverpool y Sears.
Desgraciadamente y como consecuencia de las crisis, los sueldos se han visto
reducidos a las tasas mínimas. Por ende, estas plazas dejaron de ser
atractivas para la gente de la zona. Por ello, trabajadores de zonas más
populares han tomado esos puestos, aceptando sueldos cerca del salario mínimo,
con prestaciones muy pobres y horarios extremos de más de 12 horas fuera de su
lugar de origen, tomando en cuenta el tiempo que tardan en transportase desde
su hogar (que en ocasiones está en zonas tan alejadas como San Pedro Atocpán en
Xochimilco o el Edo. de México).
El problema empieza aquí.
Dada la necesidad
de transporte de gran parte del personal que labora en las plazas comerciales
(incluyendo tiendas departamentales, restaurantes, casinos, cines, teatros y
Pericoapa), que generalmente necesitan usar el transporte público para
trasladarse, el aumento de unidades de microbuses (y en su minoría, taxis) se
ha visto incrementada.
En un principio,
las rutas que provenían principalmente del metro Taxqueña y algunas zonas de
Tláhuac, Iztapalapa y Xochimilco, tenían sus bases al inicio final de sus
rutas. El problema de tráfico era aún moderado. Sin embargo, debido a la
demanda, tanto de trabajadores como de visitantes, las rutas de microbuses
empezaron a hacer sus bases en las inmediaciones de las plazas comerciales.
Con ello, los
choferes y "personal administrativo" de las rutas invaden
principalmente la Calzada del Hueso y en específico, el lado que va de Tlalpan
hacia Cuemanco, en la esquina del Cinemark y Hooters.
Estas nuevas bases
representan la oportunidad de las rutas de cargar su pasaje cerca de la zona
comercial, llenando las unidades hasta el tope y obteniendo una mejor utilidad
por sus servicios.
Sin embargo, como
sabemos, el personal que labora como choféres de estos microbuses, carece de
capacidad, tanto para operar las unidades como de atención al público, poniendo
en riesgo la integridad de peatones, pasajeros, automovilistas, bicicletas y
motos.
En incontables
ocasiones se han presentado accidentes graves ocasionados por la
"pericia" de estos operadores contra peatones y pasajeros, incidentes
con automovilistas al amenazarlos por no dejarlos pasar, peleas entre rutas en
las inmediaciones de la zona, etc.
En fin, ejemplos
hay miles que demuestran el deterioro que ha sufrido la zona debido a los
microbuses, que, a últimas fechas no solo tienen su base ahí, ahora las
unidades son de tipo camión con mayor capacidad de pasaje y mayor envergadura,
lo que conlleva a que la invasión de territorio público ha aumentado. Además de
maniobras sucias donde no sólo se adueñan del carril pegado a la banqueta o
paran el tráfico para dar vuelta en U (se baja el ayudante de la unidad y de forma amenazante detiene a los vehículos) o en reversa sino que ahora la modalidad
es la "doble fila", reduciendo los carriles y con ello, un
desquiciamiento del tráfico insostenible.
Como actualmente
ocurre, estas bases se utilizan para esperar el turno de cargar pasaje y
aprovechar para limpiar la unidad, desayunar o simplemente esperar matando el
tiempo echando las cartas o el domino o echar novio y usar el micro como hotel.
Para agravar la
situación, dada la necesidad de alimentación de los choferes y del personal que
labora en las tiendas que pasa la mayor parte de su tiempo en la zona, un
número incremental de puestos de comidas, tortas, tacos, jugos, etc. se han
establecido de manera arbitraria en las banquetas, aumentando el problema del
tráfico y del tránsito de peatones al grado que en fines de semana, la curva
lateral del Hueso a Miramontes es cerrada por puestos de barbacoa y dulces,
haciendo que la zona sea intransitable.
Como consecuencia,
en la medida que aumenten las plazas comerciales en la zona, aumentará la
cantidad de visitantes y de trabajadores y transporte a la zona.
Los vecinos hemos
visto como el área donde crecimos, vivimos y probablemente nuestro hijos lo
hagan se ha ido deteriorando y poco a poco ha dejado de ser nuestra para
pertenecer a gente de colonias alejadas y además, como en el caso de los
microbuses, de individuos con poca capacidad mental y educación que representan
un peligro grave para todos los que habitan y visitan la zona.
En varias
ocasiones, se ha solicitado el apoyo de las autoridades para el retiro de estas
bases y de los puestos de comida pero, desgraciadamente como ocurre en este
país, la corrupción cobija a las rutas como a las "organizaciones de
mercados sobre ruedas" o puestos de comidas.
Hemos visto como,
después de diversos trámites y entrevistas con la delegación Tlalpan, se
prohíbe hacer base o estacionarse sobre Calzada del Hueso, sin embargo, uno o
dos días después, todo vuelve a lo mismo. ¿Se arreglaron con la Delegación, o
con los "polis"? ¿los amenazaron?
El caso es que ahí
siguen y cada vez son más y no hay forma de quitarlos.
Sin embargo, los
vecinos tenemos que sufrir día a día esta situación. De hecho, hemos perdido
espacios ya que no se permite estacionar a ningún vehículo particular sobre la
Calzada del Hueso con riesgo de ser levantado por la grúa, aún estando en
frente de sus hogares, vecinos han tenido que lidiar con las grúas, quienes por
órdenes de la delegación, se llevan a diestra y siniestra a los vehículos.
Si este retiro de
vehículos mejora la vialidad, los vecinos aceptan la medida, siempre y cuando
se aplique de la misma forma a los microbuses, puestos y vehículos estacionados
en esa área, donde hasta franeleros "autorizados" tenemos.
Sin embargo,
pareciera que los microbuses y camiones gozan de inmunidad ante las leyes de
tránsito y las grúas y personal de vialidad hacen caso omiso de los abusos de
estos caballeros.
Además, continuar
con las grúas, sobre todo en Miramontes más que sobre el Hueso.
¿Qué hacer ante
esta situación?
Lo primordial y lo
que marca la ley es acudir con las autoridades y solicitar y de ser necesario
exigir que se respete la ley, ya que los servidores públicos fueron elegidos
para representar a quienes votaron por ellos en beneficio de la comunidad y no
de intereses personales.
Que se ponga en
cintura a las rutas y puestos sin miramientos ni temores por sus amenazas y que
se tenga el respaldo de unidades de policía y vialidad que eviten que las
unidades desquicien el tráfico.
Que se obligue a
las rutas (principalmente 94, 50 y 13) a respetar los espacios y las señales,
así como las paradas asignadas.
Forzar, so pena de
perder la licencia y de una generosa multa a las rutas a tener un
control del personal que labora, obligándolos a respetar la vialidad.
Que los oficiales
de tránsito multen sin miedo a los choferes y que estas multas sean cuantiosas
y sobre todo efectivas sin dar la oportunidad a la corrupción y soborno.
Que se presenten
proyectos de metrobus o soluciones alternas de transporte controladas por el
GDF con rutas, personal y unidades con mejores servicios que compitan con las
rutas actuales para que estas mejoren o desaparezcan y se integren a las rutas
oficiales.
Que se prohíban
los puestos ambulantes de comida, piratería, ropa, etc. sobre las banquetas de
Calzada del Hueso y Miramontes.
Las propuestas por
parte de los vecinos están a la mano, sólo falta la voluntad de la delegación y
del GDF para ejercer su autoridad y aplicar la ley en contra de aquellos que
afecten la integridad de los demás.